30 abril 2006

¿Casualidades?



Ayer me llama mi madre por teléfono y me pregunta que si estoy en otra galaxia en la que se está muy bien. Porque si es así ella quiere venirse...
A veces me da hasta miedo.

29 abril 2006

"Si ahora pudiese estar mirando tus ojos"

Ella me preguntó el por qué de aquellas luces verdes y rojas enmedio del mar.
Le expliqué que eran señales que marcaban a los barcos el camino a seguir para llegar a puerto.

Y deseé
con todo mi corazón
que hubiera señales que me indicaran el camino hasta acabar en sus brazos.

26 abril 2006

En el mismo tren

Al salir del túnel la luz de la tarde hiere los rostros cansados de los viajeros del tren. Hay un abandono tierno en las ropas arrugadas, en las gafas oscuras que no logran ocultar los restos de vida gastada que fue dejando el día.

Y esta espera.



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23 abril 2006

23 de abril



Ella

(Maruja Torres)
"Ella se las arregla para estar siempre cerca. No importa lo que ocurra alrededor, no importa siquiera que ella no esté realmente. Pasan los años y las personas se escapan como los días, seguidas por un mastín a quien nadie ha conseguido poner correa. Un lengüetazo de goma de pan borra presencias y sentimientos que creímos escritos con fuego, no con lápiz. Pero ella sigue ahí, perseverante y fiel, con una tenacidad que, cuando me sé especialmente débil, me da hasta miedo.
Las dos hemos hecho un montón con nuestra historia, un rebujo en el que todo cabe: los buenos recuerdos y los malos, lo que ni siquiera merece recordarse y la ansiedad, nostalgia de futuro por lo que no conocemos, lo que no amamos y lo que no hemos podido visitar. Las dos nos encontramos de tanto en tanto, cada una sentada con paciencia de india a un lado del montón, y cambiamos miradas que quieren decir todo. Quizá nunca nos atrevamos a prender fuego a la ropa vieja, porque la ropa vieja nos une, la ropa usada y perdida y finalmente menospreciada entona una canción que se mete en la sangre, una tonada antigua que enlaza nuestras vidas, las hermana.
Ella se las arregla para estar siempre cerca, en los grandes cataclismos que conmueven el alma, en las pequeñas fiestas que una nunca se atreve a compartir con nadie. Ella vigila el flujo de mi soberbia y la creciente de mi desesperanza, pasa suavemente la yema de sus dedos por el borde de mi inquietud. Ella me sabe como yo la sé, y aún ahora, que estoy bastante segura de encontrarme su mano cuando alargo la mía, me admiro preguntándome cómo he podido vivir tanto tiempo sin ella y me aterra pensar que la puedo perder. Ella no es mi conciencia, ni mi espejo, ni mi teoría ni mi sueño. Tampoco es un proyecto ni una espera ni un complemento ni una historia acabada o una historia inservible. Tiene ojos y cuerpo y una vida funcionando al margen de la mía que funciona al margen de la suya. No es una utopía ni una metáfora. Bebe, come, duerme, llora, sufre, goza, juzga y, a veces, hasta se muestra insoportablemente indigna. Lo prodigioso es que eso, todo eso, es capaz de hacerlo conmigo. No es mi conciencia ni mi espejo. Es mi amiga."

Durante varios días y sin motivo aparente me venían insistentemente a la memoria frases de este artículo, así que lo rescaté de la carpeta donde dormía: el papel se ha vuelto amarillo y tiene esa consistencia levemente terrosa que van adquiriendo los periódicos con el paso del tiempo. Lo dejé encima de la mesa porque sé que a menudo la memoria se comporta como un organismo autónomo dentro del complejo entramado que somos nosotros mismos y que en algún momento más tarde o más temprano iba a encontrar una respuesta.
Respuestas que suelen llegar también de un modo insólito, aparentemente a destiempo y en la situación más absurda, y ha sido esta mañana mientras preparaba el desayuno cuando lo supe, entendí que yo siempre había querido poner en esa "ella" un nombre y apellidos, una fecha de nacimiento, una historia común, perdurable y constante a lo largo del tiempo desde aquellos diez años en que la conocí cuando tropezamos y nos caímos jugando un partido en el patio del colegio, pero que en mi caso no era así, que mi amiga es una suma de nombres, de rostros que se fueron hace años y no he vuelto a ver, de risas y confidencias que compartieron mi camino durante algunas etapas, de manos que todavía siguen aquí, más o menos cerca, de rostros que aún no conozco (¿por qué no?), y también, por supuesto, de algunos ellos que sé que se sentirán orgullosos de que los incluya en ese mi pronombre femenino, tercera persona, singular...
Un beso, a todas.

18 abril 2006

Cuerpo de guardia


Cuando he llegado hoy a casa me los he encontrado a todos así. En la foto no se aprecia bien pero llevan los uniformes limpios, planchados, las botas relucientes y se ve que intentan imitar algo parecido a una formación militar aunque claro, no es lo suyo.
Al verlos pensé que iban a pedirme algo.
Pero no, dicen que aquí están, que van a vigilar puertas y ventanas, que velarán mi sueño para que duerma tranquila, que pedirán el santo y seña a todo ser vivo que ose acercarse. Nunca habían hecho esto, lo suyo es pasarse los días de juerga en la balda donde tengo los libros de poesía (sí, son un poco raros, por eso me gustan). Y el nudo en la garganta se condensó tanto que temí derrumbarme delante de ellos pero estaban allí tan orgullosos, tan dispuestos, que conseguí sobreponerme y les solté todo un discurso bien aprendido: que tranquilos, que no se preocuparan, que a fin de cuentas el daño que los demás nos hacen siempre acaba por pasar, que sólo era cuestión de días...

Me miraron con cierta sonrisa de suficiencia que apenas pudieron disimular. Creo que llevo tanto tiempo con ellos que ya no sé mentirles.
Así que ahora están ahí, perfectos soldaditos de plomo vigilando las mareas de mi tristeza. Sé que Garcilaso, Cernuda, Gil de Biedma y los demás los echan de menos pero tendrán que esperar. Y ojalá que sólo sean unos días.

09 abril 2006

El que estrena

se condena.
Pues venga.
(Y que conste que lo llevo como puedo).

07 abril 2006

Noche

Ella sale, entra, va de una ciudad a otra, vuelve, se conecta al messenger y queda para dar una vuelta, sale, beben, cenan, ríen, hila historias de sus días intentando hacer reir o al menos, conseguir una sonrisa, un gesto de aceptación, brinda, por la pasión, por la primavera, por nosotras, se acaba la botella de ribeiro, vamos ahora a tomar una copa, jugamos al tetris, venga, vale, ya estoy de vacaciones, espía ese gesto de tristeza en el rostro de su amiga, (tiene sólo veinte años y su dolor casi le duele como si fuera suyo y de su dolor escapa como si fuera suyo) y rebusca rápidamente algo que contar, un hilo que vaya desenrollando las horas dulces de la noche hasta que llegue el sueño y venga, vamos, hasta mañana guapas que descanséis, y ahora enfilar con decisión el camino hasta casa y olvidar olvidar olvidar que detrás de todo, más abajo, más dentro, se agita esa persistente necesidad de un abrazo largo, de esos que duran minutos, de esas visitas que rozan con pudor el mundo de los sueños y con el bálsamo de unos brazos te devuelven al mundo.

06 abril 2006

"Pasan lentos los coches.
Oigo también
tu corazón lejano
pasar de madrugada entre la lluvia
y me asusta la sombra de tanta intimidad.
Es tarde.
Uno escribe su vida en un poema,
analiza el amor
y se acostumbra
a seguir como está, ..."

(Luis García Montero.
El jardín extranjero)

04 abril 2006

La chica del tren. Cap. I.

Hoy la chica del tren sí que me miró. Y ha sido un regalo, una sorpresa, sobre todo porque pensaba que ya no la vería (el tren llegó a mi estación y yo andaba todavía por la pasarela y empecé a correr, a correr por las rampas, por el pasillo lleno de trabajadores con ropas amarillas mientras algunos viajeros me miraban desde el tren y yo no quería pensar en ese momento en que se cerraran las puertas y yo me quedara allá abajo, con cara de idiota. Al final subí de un salto desde el andén a la platafoma. Un chaval suspiró y en ese momento empecé a sudar).

Cuando llegamos a la última estación y me bajé, la vi salir del primer vagón buscando a alguien. Ya sé que no era a mí a quien buscaba pero cuando al llegar a mi altura comenzó a andar, no pude remediarlo: el pequeño diablo que a veces se me instala en el hombro derecho se hizo el dueño de la situación:

Voy caminando apenas detrás y no sé porque hago esto, quizá porque tengo ganas de jugar y no me importa llegar al trabajo más tarde que otros días, voy caminando mientras las calles van recuperando el color del día y me pregunto qué pensará, cómo serán sus sueños, qué música escucha ahora en el mp3, voy caminando detrás casi segura de que no sabe que aún estoy aquí, sonriendo por dentro, con vocación de duende, acercándose ya la calle en que tendré que seguir mi propio camino pero...
de pronto se vuelve y me mira y esta vez sí que no puedo reprimir la sonrisa.

Como mañana me vuelva a hacer lo mismo juro que le pido que se venga de vacaciones conmigo.

¡Maldita primavera!

P.D. Esta es la canción. Me sigue divirtiendo tanto como cuando la escuché por primera vez.


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03 abril 2006

Los lunes como éste

en que me cuesta mantener los ojos abiertos.
La chica del tren apenas me mira y en su cara se hace difícil descifrar alguna expresión.
Supongo que para ella también es lunes.
Pero está más guapa hoy con el pelo suelto y ese pequeño anorak celeste.

¡Venga, que es tarde!

Entre tantas mentiras me invento historias en las que creer
si me pides que pida te pido lo que quieras ofrecer
no me gusta dudar de los sueños cuando empieza a amanecer
y entre tantos enigmas me empeño en descifrar los de tu piel
de elegir carretera prefiero la que me lleve hacia el sur
y entre tantas ciudades me quedo en la que sé que esperas tú
para verte mejor me aseguro de apagar antes la luz
y entre el blanco y el negro intento detenerme en el azul
(maldeamores)

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