27 julio 2006

¿Y a quién le gustan las despedidas?

"Cuando se ofrezca a ti la Belleza,
cuando sacuda su pelo un minuto en
el viento, cuando brille su torso espléndido,
acéptala como el presente de un rey
magnánimo. Complácete en su figura
joven, en su oro súbito, en su pecho
terso, que apareció sin saber por qué,
en horas extraordinarias o cotidianas.
No preguntes jamás que significa
aquello. Es incorrecto demandar al rey
por su regalo. Incorrecto e inútil.
Acéptalo nada más. Mira el don fugaz,
y goza, hazlo tuyo si puedes. Desea."
(Palabras de un lector del Fedro. Luis Antonio de Villena)

El verano es lo que tiene. Que va y llega cuando menos te lo esperas.

Y tú continuas levantándote temprano para ir a trabajar, cada día más cansada, cada día más sonriente, a pesar de las pocas horas dormidas, de la boca seca, de los planes ajenos para ir a la playa después de comer, de tus planes secretos de intentar dormir algo de siesta debajo de la sombrilla, de cinco escasos minutos de sueño y el deseo desesperado e imposible de un café. El verano es así, te asalta con su piel morena, con sus besos salados, con su risa que te estremece la espalda. El verano es siempre una promesa, como esos pantalones que al final no le robé, como los besos de la última noche que no nos dimos porque a ella le dolía la tripa y yo me quedé dormida.

Por eso ahora no.
No te lleves el verano contigo.
(Ahora que dentro de apenas cuatro días ya no tendré que levantarme temprano.)
Déjamelo aquí, con tu nota de despedida,
con los cds piratas,
con los granitos de arena que inundan toda la casa y acompañan mis pasos

Nunca pido nada
Por eso ahora
Sólo no te lleves el verano.
(Ya sabes que aquí te lo guardamos para cada vez que vuelves)
Yo prometo ir a verte cuando llegue el invierno o a lo mejor
-quien sabe-
antes.

Y hasta estoy dispuesta a no comparar nunca más tus orejas con las del gatito chico que se quedó dormido al lado de mi mochila.

(Tanta palabra y todo por no decirte cuanto me costó despedirme de ti esta mañana).


P.D.: me llamas un momento antes de irte del todo y yo me convierto en polo de limón al sol.
Sí, también te lo prometo, siempre que pueda voy a dejarme abrazar.

Va por ti.

20 julio 2006

Todo empieza a veces por una llamada

Desde la borda del barco miles de consejos que te aturden, cuidado que resbala, no, no te tires de cabeza, mejor de pie, eh oye, tened cuidado ahí abajo.
Luego un mini segundo de vértigo (como en los sueños) y todo el ruido desaparece. Y es un mar de otro azul, más cálido y salado, y cuando abres los ojos bajo el agua los rayos del sol encienden lamparitas blancas que se mueven a tu lado mientras vas nadando hacia esas cabezas brillantes que te llaman a lo lejos.
Las mismas lamparitas que brillan luego, sonrientes, prendidas en las pestañas.

  • Lo mejor: comprobar lo bien que se lo pasa la gente cuando tiene ganas de pasárselo bien
  • De ida y vuelta: cuando llegas a lo justo a lo justo siempre hay alguien que te echa la bronca, y luego horas más tarde alguien que sonriendo te dice anda que no llegaste apurada porque era tarde, eh?.
  • Lo más autóctono: el camarero super amable que regalaba plumas
  • Momento intimidad con desconocidas: conversaciones de chiringuito sobre el amor, el sexo, las parejas, la in/fidelidad, las aventuras de una noche...
  • Banda sonora: Macaco la vida se cose con hilo fino.

Y su furgoneta, claro.

10 julio 2006

un mal día?

Cuando tengo un día como el de hoy a veces me acuerdo de esta historia que encontré cuando buscaba El cielo gira (aún oigo la voz del camarero cuando dijo lo siento no tenemos el plato que ha pedido, y yo sabía que esa vez me tocaba a mí):

"-Esto sí que es bueno, escuchad:

Ayer tarde durante las labores de extinción de un incendio forestal que llevaba arrasando tres días el sur de Galicia apareció en mitad del bosque calcinado una persona vestida de hombre rana.

-Nuestro hombre es un trabajador, dispone de un dinerillo y unos días de vacaciones pero no sabe adonde ir, como todos nosotros, así que acude a una agencia de viajes. Oferta especial: 7 días en Galicia, un lago solitario, pensión completa, 15.000 ptas. Compra el billete y cuando está allí, una magnifica mañana se pone el traje de buceo alquilado y baja al agua a darse un chapuzón. Pero he aquí que cuando está jugando con los peces de colores pasa una avioneta del ICONA, lo absorbe en el estanque y lo suelta 20 kilómetros tierra adentro sobre un bosque en llamas, a él y a los peces de colores.

-Vaya, eso sí que es tener un mal día."

("Viento africano". Mercedes Álvarez. Cortometraje.1997)

04 julio 2006

de vuelta


Lo bueno de llevar la maleta medio vacía es que siempre pueden volver cosas contigo.
Y lo bueno de todo lo demás, lo que no pesa, es la narración que no sé contar todavía del todo y que se seguirá haciendo a medida que pasen los días.
Los demás preguntan qué tal y yo desgrano las respuestas de rigor: muy bien, genial, mucha gente, muy divertido. El otro relato se va conformando de retazos, de nuestras charlas por un Chueca atestado de gente por donde acabamos paseando -imposible pero cierto- y hablando de todo lo divino y humano de nuestras vidas, de los trenes que pasan, de los cambios que te vuelven del revés cuando creíamos que ya estaba todo decidido; de las mariposas oscuras que "el especial" echaba a la planta carnívora y cómo yo le decía que bueno, mejor así, que luego yo dormía en la misma habitación que la planta y asi me quedaba más tranquila; del cielo del Retiro, hinchado de tormenta, y como me acordé de Carol y de la Pza. Mayor; del encuentro sorprendente con mi amigo el extremeño en esa Gran Vía magnífica sin coches, del abrazo que nos dimos como si no hubieran pasado tantos años (mejor no contarlos) desde la última vez que me pidió un "actrón" para irse de marcha; de la guasa de mi compañero de trabajo cuando me encontró refugiada en un escalón de la calle Pelayo y decía que era el olor que nos envolvía lo que le había traído hasta allí...

Cuando vuelves de un viaje en cierta forma eres una persona diferente, tus sueños han ido y han vuelto contigo, pero ya no te duelen, ahora sabes que siempre vas a seguir apostando por conseguir la luna.
Y eso, a fin de cuentas, es una forma de amor como otra cualquiera.

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