30 julio 2007

En resumen

"Uno se habitúa a la soledad, pero basta interrumpirla un día para que haya que volver a empezar el proceso de acostumbramiento desde el principio." (Ilusiones. Richard Bach).

...así que ahora que por fin que me estoy acostumbrando de nuevo (y no voy a dar detalles que a nadie interesan pero no ha sido fácil salir de esta batalla sin heridas aparentes) ruego a todos los dioses, diosas, poderes, elementos, átomos o moléculas que tengan a bien hacerme el inmenso favor de no poner a nadie en mi camino.

23 julio 2007

vamos a brillar sólo un instante


"Me fui a dormir hacia las dos de la mañana
y me desperté casi al alba.
No vi la razón pero caí en una hondonada;
me suele ocurrir sin previa alarma.
Entonces entró algo de luz por la ventana e iluminó toda tu cara.
Y estuve así, cerca de ti, sin hacer nada;
a veces sin más el mundo se para.
Primero reí, luego lloré, y te miraba.
Me dio por pensar y recordaba
que llevamos casi la mitad de nuestras vidas
yo parte de ti y tú de la mía.
Fui a recorrer lo que va de la luz al miedo
y te encontré justo en el medio.
Así que proyecté y planeé como uno hace al creer
que no se va a romper,
que tiene que cambiar la suerte alguna vez.
Parece que somos como fuegos artificiales,
vamos a brillar sólo un instante.
Parece que hoy voy a mirar hacia delante
hasta que todo estalle en el aire."

19 julio 2007

A las dos de la madrugada y por teléfono las voces resuenan con un eco ronco que arrastra entre jirones del día las lágrimas que el humo no pudo conjurar y se quedaron en el borde sucio de las copas.
A las dos de la madrugada y en la oscuridad de la habitación –para que voy a encender la luz, será seguramente un momento- la sentí por vez primera más cerca que nunca. “Hace ya cuatro días que no lloro” y era una frase tan infantil en el fondo, me pareció un triunfo tan triste, que me dieron ganas de abrazarla. Pero probablemente, de tenerla al lado, tampoco lo hubiera hecho.
Charlamos un rato. Entre mis libros revueltos, entre sus ceniceros llenos, un vómito de palabras que no por ser eternamente las mismas pierden su poder amargo, iba levantando, sin embargo, uno de esos raros momentos de intimidad que aparecen cuando ya no se les espera.
“Anda, termina de cenar y vete ya a dormir.”
"Sí, y tú deberías hacer lo mismo, apaga el ordenador, qué andarás buscando a estas horas!”
(A ti)
“Nos vemos, no?”
“Sí, sólo es cuestión de tiempo


18 julio 2007

A veces no nos damos cuenta de hasta donde nos ha herido algo hasta que pasa mucho tiempo y bajamos la guardia. Es entonces cuando llega el dolor, sordo, constante, pegajoso. Y no hay donde esconderse.
Eso pasa por querer ser fuerte, por no permitirse dejarse caer.
Por esa certeza cotidiana.

12 julio 2007

de cuando el autor del Principito encontraba leones en el Sáhara

(Ignacio Hidalgo de Cisneros: Cambio de rumbo. Laia. Barcelona, 1977)
"Un día Saint-Exupéry, su mecánico y dos aviadores, españoles, con una piel de león muy vieja y estropeada que no sé de dónde la habían sacado los franceses, hicieron varias fotografías que pasarán a la historia. Se cubría uno de ellos con la piel del león y, a cuatro patas, subía una duda virgen, marcando en la arena las huellas con las garras de la piel. Desde tierra parecía un poco burdo, pero cuando revelaron las fotos que les hicieron desde el aire con unas de nuestras máquinas aéreas, todos quedamos sorprendidos. Parecía enteramente un león de verdad que había llegado a lo alto de la duna y se había detenido ante el ruido del avión que lo estaba retratando. Yo no volví a pensar en esas fotos hasta que, en el año 1929 o 1930, viendo La Ilustración Francesa, considerada como una de las más importantes y más serias revistas de Francia, encuentro un artículo de un conocido escritor, en el que describe su viaje a América del Sur. Al hablar de nuestra zona del Sáhara dice, muy serio, que vieron varios leones y como comprobación, publica dos de las fotos hechas con la vieja piel del león de Cabo Juby por Saint-Exupéry y compañía."

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06 julio 2007



Llevo dias buscándolo. A veces se pierden tesoros como estos y no es por desidia o descuido. Hay vientos que arrasan con todo, sobre todo con las cosas bellas. Se que surgirá cuando menos lo espere, cuando no confie ya en alcanzarlo, sólo espero que no sea demasiado tarde. Porque es en ese sitio donde querría pasar mis vacaciones.

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