07 abril 2006

Noche

Ella sale, entra, va de una ciudad a otra, vuelve, se conecta al messenger y queda para dar una vuelta, sale, beben, cenan, ríen, hila historias de sus días intentando hacer reir o al menos, conseguir una sonrisa, un gesto de aceptación, brinda, por la pasión, por la primavera, por nosotras, se acaba la botella de ribeiro, vamos ahora a tomar una copa, jugamos al tetris, venga, vale, ya estoy de vacaciones, espía ese gesto de tristeza en el rostro de su amiga, (tiene sólo veinte años y su dolor casi le duele como si fuera suyo y de su dolor escapa como si fuera suyo) y rebusca rápidamente algo que contar, un hilo que vaya desenrollando las horas dulces de la noche hasta que llegue el sueño y venga, vamos, hasta mañana guapas que descanséis, y ahora enfilar con decisión el camino hasta casa y olvidar olvidar olvidar que detrás de todo, más abajo, más dentro, se agita esa persistente necesidad de un abrazo largo, de esos que duran minutos, de esas visitas que rozan con pudor el mundo de los sueños y con el bálsamo de unos brazos te devuelven al mundo.

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