28 junio 2007

bueenooo, vengaa

23 junio 2007

9:35 Hora zulú: Me despierto con sueño, mucho sueño. Intento seguir durmiendo pero a las cinco o seis vueltas mi cabeza me pide desesperadamente un café. Va a ser una mañana turbia, de estómago revuelto. Y sospecho un día difícil.
En mi movil un sms sin enviar, no creo que sea correcto pedirle a nadie a las tres de la mañana sofá y whisky, ¿o sí?.
Anoche descubrí que me gusta mucho el ska pero no sé bailarlo. También recordé que no soporto el olor a más alcohol de la cuenta. Y estuve un rato mirando aquellas luces.
Han llegado el calor y el viento, arrasando.

21 junio 2007

No me lastimes con tus crímenes perfectos

Hace tiempo tuve otro blog: otro nombre, otro sitio, otra identidad, como un testigo protegido que debe cambiar de vida. Ese blog que sólo conoció una persona (que yo sepa) estuvo un tiempo vagando, sí, como un satélite fuera de órbita en el espacio o una carta dentro de una botella arrojada al mar. A veces pensaba que un día alguien llegaría hasta allí por casualidad, buscando quién sabe qué y me dejaría un mensaje que contendría una clave para hallar el mapa del tesoro o la salida del laberinto (dos cosas que en algún caso vienen a ser lo mismo).

Evidentemente no fue así y llegó un momento en que decidí que ya había pasado su tiempo, que no quería dejar ese cabo suelto flotando por ahí, de modo que lo borré, con un solo clic, y comprobé lo terriblemente fácil que es terminar con un blog sin dejar rastro, no hay cadáver, no hay arma del delito, ni siquiera hay un móvil importante que dé coherencia al crimen.

Pero antes de borrarlo guardé algunos posts, les había cogido cariño.
Y este es uno de ellos.

Es curioso, antes de todo, aquella mañana yo desayunaba en un sitio distinto al de siempre después de haber devuelto en la biblioteca dos libros que apenas había tenido tiempo de leer.

Es curioso porque hacía un bonito día de sol y yo lo recuerdo gris, recuerdo las obras, las calles levantadas, tierra, cascotes, pasarelas. Los chicos de la mesa del fondo me miraron mientras yo escribía algo en mi cuaderno.

Entonces en la música del bar empezó a sonar aquella canción de Calamaro. Y antes de todo, después de todo, supe que la suerte estaba echada. Otra vez.

La camarera me deseó buen día y le sonreí. Qué culpa tiene nadie.


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Epílogo: El tiempo pasa, para bien, para mal, para todos. Hoy en aquel bar hay una chica que me atiende en seguida cuando me ve aparecer por allí (y esto es toda una hazaña para alguien como yo, prácticamente invisible para los camareros), y en aquella plaza hay una casa capaz de resistir hasta un tsunami y donde algunas tardes he soñado con mapas muy antiguos, con tesoros de barcos naufragados, con pequeños teatros donde en cuestión de segundos cualquier historia puede representarse.
La moneda, siempre, tiene dos caras.

17 junio 2007

Nada personal


Iba Lobo López tragando saliva
por no hablar a tiempo
estaba sufriendo
su amor se le iba
(Kiko Veneno)

Te escribo estas letras desde el patio de un bar, donde veo pasar las nubes, camino del norte. De vez en cuando chispea y el agua diluye las notas azules de este texto que debería aprender para mañana. Lo sé: nunca te dije que te quería. Pero así te libraste de tener que escucharlo. Ahora me mandas mensajes que hablan de un antes y un después en tu vida que ni tú misma te crees. "De junio no pasa que nos veamos". Y yo hago como si fuera cierto.

16 junio 2007

è una ingiustizia...



Esto va porque hay por ahí una graciosilla que ya me está llamando Calimero y se va a enterar cuando la coja.

Y buscando buscando también encontré esto.

13 junio 2007

Se ruega no pisar II

Conocí a Clara hace la pila de años, por entonces ella militaba en las Juventudes Comunistas y yo en un grupillo ecologista recién nacido que poco tiene que ver con lo que es hoy.
Nos hicimos amigas aquel mismo verano, de camping en Cazorla, junto a la orilla del pantano adonde ella se escapaba todas las noches con el chaval más guapo de todos. Clara, otro amigo y yo éramos la resistencia agnóstica frente a aquel grupo de cristianos modernos que muy pronto iban a dejar de ser cristianos para ser perdidamente modernos.
Luego pasó el tiempo y lo que este suele traer, otras ciudades, otros rumbos, vueltas y revueltas, y en una de esas me la volví a encontrar: evidentemente ninguna de las dos habíamos hecho carrera política y resultó que a la hora de elegir opción para resolver nuestras vidas habíamos acabado coincidiendo en la misma "empresa".
Desde entonces el tren y el teléfono nos han mantenido en un contacto esporádico pero intenso y sobre todo muy muy irónico, cuántas mañanas camino del trabajo nos hemos reído al comentar el panorama que nos rodeaba.
Hoy llamó a mi oficina para alguna consulta y casualmente recibí yo la llamada. No sé cómo lo hace pero desde su pequeño despacho con esas vistas maravillosas está casi siempre enterada de todo. Me preguntó y le conté lo que pude teniendo en cuenta que no era el mejor sitio para desahogarme, pero no hizo falta entrar en detalles. Ella supo entender que yo no le estaba contando lo de siempre, supo ver que esta vez era distinto y bastante peor. Por eso quizá, al despedirse, con un beso, me dio ánimos y me dijo esa frase: Tú puedes. Y sonreí, y me emocioné, porque sentí que le había salido de dentro.

Sí, tenéis razón, yo sé que puedo, que soy capaz de saltar por encima de todo esto, sin mancharme, sin despeinarme apenas, que soy capaz de dejar de hacerme mala sangre al contemplar a mi alrededor un caos del que no soy responsable ni está en mis manos solucionar, que puedo esquivar los golpes, que puedo conseguir darle la vuelta a la tortilla.

Tenéis razón, yo puedo. Sólo que no sé, de verdad que no sé cómo hacerlo. Y todos los días a eso de las diez de la mañana, cuando empiezo a sentir que puedo estallar en cualquier momento comienzo a repetirme como un mantra el número de días de trabajo que me quedan hasta el 30 de junio.

12 junio 2007

Se ruega no pisar

Estoy pensando poner este cartel en la mesa de mi trabajo.

10 junio 2007

Es peligroso asomarse al exterior

Esta noche hace calor y humedad. Y he vuelto a casa antes de lo que pensaba.

El jueves fui a ver a mi doctora. Le llevé el informe del especialista. Lo leyó y escribió algo en el ordenador, mientras lo hacía me fijé en sus manos: llevaba varios anillos y escribía con tres o cuatro dedos nada más. Me hizo gracia verla escribir así.

“Me han dicho que ya no tengo que volver más, que en la radiografía sólo se ve una cicatriz”, “Bueno, pues ya sabes que la tienes“.

Sí, ya lo sé. No se lo dije, pero a veces me duele, aunque no es dolor exactamente, voy andando sola por la calle y siento un pinchazo en el costado izquierdo, es más bien un aviso, una advertencia, eh, que sigo estando aquí, ah…vale. Y recuerdo aquel día que salí a la calle y se me hacía tan difícil andar.

Lo que más me fastidia es que aquella bala no llevaba mi nombre, simplemente estuve en el sitio equivocado en el momento equivocado y me expuse más de lo conveniente. Muchas veces pienso en aquellos letreros pequeños, blancos, de letras negras, que hace años se veían bajo las ventanillas de los trenes. Siempre quise robar uno pero al final nunca lo hice.

Me he pasado media vida siendo más buena de la cuenta. Y no compensa.

03 junio 2007



En los primeros mapas medievales se situaba el Este en la parte superior, allí donde estaba el Paraíso Terrenal, con su Árbol de la Vida y la fuente de donde manaban los cuatro ríos principales.

Parece que por fin va a llegar el verano. Digo por fin y podría suponerse que lo espero con ansiedad, que al final me he unido al coro de voces que reclama con insistencia su llegada desde hace semanas.

Pero no. Hace tiempo que para mí el verano dejó de ser una estación real para convertirse en una sensación, o incluso más todavía, en un estado mental. Lo otro: el calor, las playas abarrotadas de gente, el turisteo, los atascos, lo que en general la gran mayoría de la gente llama verano, por mí puede retrasar su llegada por mucho tiempo.

(En la parte derecha del mapamundi del Beato de Osma se representa África, un lugar tan caliente donde nadie puede vivir y donde únicamente habita un ser de figura humana con una sola pierna y pie gigante que usa para protegerse del sol)

Ayer hacía una tarde perfecta, de esas que tienen una luz tan especial que te lamentas por no llevar la cámara encima. Pero no la llevas porque quizás de algunos momentos deba ser la memoria el único registro. La memoria es un ser caprichoso, de leyes extrañas que no es necesario conocer, basta dejarse llevar a su antojo por sus entradas y salidas.

De vuelta a casa vi salir la luna, un inmenso globo naranja por el este. Un momento... ¿por cual Este? Sé que el sol sale por otro punto, lo veo esas mañanas que voy temprano al trabajo.

Se acerca la noche más corta del año. Miro nuestros mapas actuales y me pregunto si a pesar de toda su exactitud no seguirán siendo una geografía simbólica del mundo.

P.S.: Gracias. Por tu tiempo.

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