Aquel día llovía desesperadamente desde el amanecer.
Cuando te dilatan la pupila encoges los ojos intentando ver. Pero hasta los pensamientos se vuelven borrosos.
La doctora era guapa y alta y la vi llegar con las ropas empapadas.
Estuve a punto de preguntarle qué había en el fondo de mis ojos.
Pero sólo le dije: ¿cuándo se me pasará esto? (El inconsciente es lo que tiene: siempre acaba traicionando)
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