¿Virus?
Estoy preocupada porque creo que a mi caballito de mar le está pasando algo y como no puede de otra manera, me manda señales que se traducen en dolor de estómago, náuseas, decimillas de fiebre de vez en cuando….
Pero dice mi doctora que eso es un virus de tantos que hay por ahí sueltos últimamente (que poco original me parece esto de los virus) y que haga dieta: caldos de verduras, arroz, patatas, zanahorias, nada de lácteos (ay, los quesos!) bebidas isotónicas y tés “flojitos”. Yo no lo tengo muy claro pero he decidido hacerle caso porque para una mujer que se preocupa por mí y a su manera me cuida, tampoco es plan de hacerle oídos sordos
Así que he ido de compras (se acabó por unos días ese vicio de comer en la calle) siguiendo sus recomendaciones, con alguna innovación, eso sí, porque he pensado que al caballito igual le gusta más el arroz thai aromático que el típico arroz de toda la vida, luego, para compensar, en lo del té me he controlado y sospechando que a lo mejor el Earl Grey era demasiado fuerte para él (¿?) me he conformado con un té verde sabor limón que tenía buena pinta.
En fin, esperaré unos días a ver si esto funciona y si no tendré que idear alguna forma de saber lo que le pasa, puede que quiera volver al mar (ahora que le he cogido cariño…) porque echa de menos a su pareja, ya se sabe que los caballitos de mar son seres absolutamente fieles y monógamos.
Lo que no consigo entender es por qué entonces se vino conmigo. ¿Será que me he tropezado con la oveja negra de la especie? Habrá que darle tiempo al tiempo.
Y digo yo, el café de las mañanas me lo tomo solo y listo, ¿no?
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