Tal vez soñar
Ahora que los osos han dejado de hibernar yo duermo horas y horas y ya no me despierto a las cinco o las seis de la mañana como si alguien me reclamara desde alguna desconocida esquina de la noche.
Por lo demás nada ha cambiado demasiado. Tampoco en mis sueños hay respuestas pero al menos alli no siento frío.
De lunes a viernes cuando voy a trabajar y es todavía de noche, a menudo no sé si estoy dormida o despierta. Por debajo de los auriculares del mp3 se cuela un zumbido insistente que me recuerda viejos tiempos: un conductor atribulado y presuroso intenta arrancar ese coche chorreante de humedad que se retuerce y gruñe.
Desde lo alto, la luna me mira
pero no me ve.
1 Comments:
Hermoso y evocador. Se te ve tan pequeña, pero tu eres grande
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