18 junio 2006

Vale la pena
















Apenas he dormido ocho horas en todo el fin de semana. Tengo los hombros quemados por el sol, el cuerpo rendido a un cansancio limpio y muchos rostros grabados en algún lugar de la retina que se amontonan con besos, sonrisas, abrazos y más besos, rostros amables que traen bocadillos y cervezas, rostros nuevos que se despiden con risas y muchos deseos de volvernos a ver. "¿Para cuando otra?".

Y todo en ese límite, ese terreno impreciso donde la tierra acaba y comienza el mar y que afortunadamente no es una playa al uso (y ojalá nunca lo sea).

Me quedo allí, en el silencio del viento, en los brillos de la marea llena, en la gente que es capaz de enfrentarse a los gigantes y guardar siempre un resto de esperanza.

1 Comments:

At 22/6/06 2:06 a. m., Blogger Silvana Bocage said...

Precioso, son encuentros muy afortunados y necesarios en la vida, son una especie de reencuentro con uno mismo. Un abrazo :)

 

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