02 mayo 2006

Lo siento señor Neruda

Me abrió la puerta y cuando iba a darle un beso salió un perro ladrando. Quizá por eso nunca me han gustado los perros, porque no soportan los besos de la gente que se quiere. Y en esos momentos absurdos una acaba diciendo cosas tales como "tienes unas botas iguales a las mías" o "qué distinta la casa tras la última obra"...

Volverte a ver después de tanto tiempo e ir reconociendo cada uno de tus gestos, pensar entre broma y broma que sigues tan guapa como siempre, sentirme tan cerca, tan tuya, tan nuestra. Y me bastan apenas diez minutos para saber que nosotras las de entonces seguimos siendo las mismas, tú el proyecto de "aventurera" que al final acababa emparejada por mucho tiempo y yo la "escritora" romántica con cazadora de cuero a quién los nervios la comían por dentro y que nunca consiguió decir lo que en verdad sentía, tú la que siempre supo ponerme los puntos sobre las íes y a la vez entender y respetar mis idas y venidas. Así que de verdad que lo siento señor Neruda, pero desde la barra de este bar casi desierto por el calor y la modorra de un domingo de feria, y después de tantas vueltas y revueltas, vengo hasta aquí para repetir lo mismo que ya entonces intuíamos: que es una solemne trampa pretender que una sola persona llene completamente tu vida, que los afectos son múltiples y que no hay mejor manera de amar a alguien que dejarle ir en busca de aquello que necesita.

Ella me mira sonriendo y me da la razón a este improvisado mítin que me acaba de inspirar el descafeinado de máquina. Y qué curioso -pienso- que a pesar de todo esto o quizá precisamente por eso mismo, sea ella la única persona con la que sí hubiera sido capaz de estar toda una vida (bueno, o al menos muchos años) y sé que ha llegado el momento de decírselo, de reconocerle algo que ella ya sabe (¿a qué venía entonces esa sonrisa y ese casi escondido gesto de orgullo?) porque a estas alturas, señor Neruda, y puede que en eso sí que yo haya cambiado, ya no me duelen prendas de decir lo que siento sobre todo si a cambio veo brillar por un segundo el oscuro final del centro mismo de unos ojos.

2 Comments:

At 8/5/06 9:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

Fantastico niña!!!! Me encanta, no sé si imaginarme a la otra persona, pero me parece genial el texto.Eso es madurar como Dios manda. Besos. Migue

 
At 8/5/06 10:16 p. m., Blogger aseklu said...

Te la puedes imaginar perfectamente, ;). ¿Sabes? Me encanta que andes por aquí. Besazos.

 

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