28 marzo 2007

luna creciente




Mi profesora de italiano se desespera y me dice que tardo media hora en decir una palabra. Bien, ya sé que no aprobaré el examen oral, contaba con ello. Podría contarle que me he pasado media vida escuchando la típica preguntita de Oye, y tú porqué hablas tan poco? pero no creo que sirviera de mucho.

-Cuéntame qué hiciste ayer

(pensar cosas imposibles, pelearme con las palabras, echar de menos las cosquillas en el estómago del día anterior, ¿cómo se cuentan estas cosas en un idioma que casi no conozco?)

-Mi sono svegliata alle sette meno un quarto... ho preso un caffé... ho lavorato... sono ritornata a casa, ufff!!!!

Luego en una clase sobre plantas invasoras Leonor Watling me ha pasado un libro de consulta, yo la miré un segundo atentamente por si tenía rígido el dedo meñique. Nunca se sabe.

Ahora tengo un curioso artilugio para saber las fases de la luna (selenoscopio) y una brújula-reloj-de-sol tan pequeña que si quiero puedo llevarla colgada al cuello.

Para no perder el norte. O para saber perderlo.

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