Da Roma
No, no son una especie extinguida ni una leyenda urbana. Existen todavía, sobreviven a pesar de las cartas del banco, de las facturas de consumos varios, de la insoportable propaganda de todo tipo que convierten el acto cotidiano de abrir el buzón en visita obligada al contenedor de papel reciclado.
Pero a veces...
Y me quedé un rato con una sonrisa infantil, jurándole a los cuatro vientos que tengo la suerte de tener el mejor primo del mundo.
2 Comments:
Me encanta recibir cartas, lo pido a mis amigos cuando viajan, entiendo esa sonrisa, el placer de la letra escrita, y que llegue después de tantas manos, objetos, máquinas. Buzón, te adoro.
Envíame tu dirección y la próxima vez que viaje te mando algo. Es una costumbre que no debería perderse.
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