Supongo que debe existir un porqué, una explicación clarísima y desveladora que, por otra parte, no pienso esforzarme en encontrar.
Casi todas las tardes, en algún momento, espío el cielo para ver a los vencejos agitando el aire con sus piruetas imposibles. Aún hay muy pocos, pero sé que cuando vaya llegando el calor algún amanecer los oiré pasar cerca de mi ventana, por fin abierta.
Casi todas las tardes, en algún momento, espío el cielo para ver a los vencejos agitando el aire con sus piruetas imposibles. Aún hay muy pocos, pero sé que cuando vaya llegando el calor algún amanecer los oiré pasar cerca de mi ventana, por fin abierta.
1 Comments:
aquí aún no han llegado, los echo de menos.
:)
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